Columna

Carlos Pirovano: el encargado de vaciar el INCAA

post-img

Entre mentiras contables y decisiones que demuestran odio institucional, el director del INCAA presume eficiencia mientras apaga salas, elimina festivales, desfinancia proyectos y silencia a los jóvenes realizadores.

En febrero de 2024, Carlos Pirovano asumió como presidente del INCAA, tras meses sin director efectivo. Desde entonces, su gran logro: anunciar que el organismo está “en números positivos” y que “al Estado le cuesta plata, financiar películas”.

Lo irónico: no presentó ni una sola película producida por el INCAA. Y, para colmo, defendió públicamente Homo Argentum sin haberla visto. Sí, sin verla.

Para aclarar: el INCAA es un ente autárquico, se financia con recursos propios y no le cuesta un peso al Estado. Que Pirovano diga lo contrario no solo es falso, es directamente ridículo.

Mientras él celebra su “balance económico positivo”, los cineastas y trabajadores del sector siguen preguntándose dónde están las políticas de fomento, los créditos y las películas concretas. Porque el cine no se hace con balances contables ni con declaraciones mediáticas, se hace con historias, equipos y películas que lleguen al público.

El resultado: el INCAA puede estar “positivo” en los papeles, pero el cine nacional sigue esperando una reactivación, especialmente para óperas primas, series y películas de jóvenes directores y productoras que están dando sus primeros pasos. Lejos de ser un negocio para los nuevos talentos —que no tienen acceso a financiación privada ni productoras grandes— el INCAA debería apoyarlos desde sus inicios, impulsando políticas para la filmación y acercando sus obras al público.

Porque, al fin y al cabo, de nada sirve un balance positivo si la pantalla sigue vacía. El cine argentino no necesita contadores en la cima del INCAA, necesita conducción cultural. Y mientras Carlos Pirovano insista en mostrar números como si fueran logros, eliminando salas de cine y festivales, lo único que va a conseguir es una taquilla desierta y una generación de cineastas huérfanos de apoyo.

Noticias Relacionadas