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Crítica Un completo desconocido: la diferencia entre biopic y documental

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Un completo desconocido (A Complete Unknown, Estados Unidos/2024). Dirección: James Mangold. Guión: James Mangold y Jay Cocks. Fotografía: Phedon Papamichael. Edición: Andrew Buckland y Scott Morris. Elenco: Timothée Chalamet, Edward Norton, Monica Barbaro, Elle Fanning, Boyd Holbrook, Scoot McNairy. Duración: 141 minutos. Distribuidora: Buena Vista. Calificación: solo apta para mayores de 13 años.

Una biopic no es un documental; son dos cosas completamente distintas. Aunque esta aclaración parezca una obviedad, es necesario recordárselo a aquellos espectadores que esperan rigor histórico y exactitud milimétrica en la interpretación de sus ídolos. En el cine, lo importante no es solo lo que se cuenta, sino cómo se cuenta, y Un completo desconocido entiende esta premisa a la perfección.

James Mangold, director de Johnny & June - Pasión y locura, vuelve a adentrarse en el género con una propuesta ambiciosa que busca capturar la esencia de Bob Dylan sin limitarse a una narración lineal y documentalista. La película se presenta como un retrato de los años formativos del músico, desde su llegada a Nueva York en 1961, con tan solo 19 años, hasta su histórica y controvertida presentación en el Newport Folk Festival de 1965, donde desafió a la escena folk al incorporar instrumentos eléctricos.

La película logra algo que pocas biopics musicales consiguen: presentar a un artista sin convertirlo en una caricatura o en una figura inalcanzable. Timothée Chalamet, en el rol de Bob Dylan, evita la imitación superficial y opta por una interpretación que prioriza la actitud y la esencia del personaje antes que una copia exacta de sus gestos y expresiones. Su trabajo se apoya en un guion sólido, que no se detiene en cada detalle de la vida del músico, sino que elige momentos clave para mostrar su evolución artística y personal.

Edward Norton (Pete Seeger) y Timothée Chalamet (Bob Dylan) en Un completo desconocido

Uno de los aspectos más interesantes de Un completo desconocido es su enfoque en las tensiones y contradicciones que marcaron la carrera de Bob Dylan en aquellos años. Su compleja relación con Sylvie Russo (Elle Fanning), el choque con los puristas del folk que lo acusaban de traidor por electrificar su sonido y su constante búsqueda de nuevas formas de expresión son elementos que la película explora con sensibilidad y sin caer en dramatismos innecesarios.

A nivel técnico, la película brilla en su recreación de época. Cada locación está meticulosamente cuidada para transportarnos a la vibrante escena musical de los años 60. La dirección de arte y la fotografía logran una ambientación auténtica sin recurrir a una estética excesivamente estilizada.

En cuanto a la música, Un completo desconocido presenta un repertorio esencial de Bob Dylan, con interpretaciones bien logradas por Timothée Chalamet, quien sorprende al acercarse al característico timbre nasal del cantante. Sin embargo, la película no abusa de los números musicales ni convierte cada escena en un recital, sino que integra las canciones de manera orgánica dentro de la narrativa.

Basándose en el libro Dylan Goes Electric! Newport, Seeger, Dylan and the Night That Split the Sixties, James Mangold demuestra una vez más su habilidad para contar historias biográficas sin caer en la solemnidad ni en la rigidez del documental. Su enfoque es el de un cineasta que entiende que la realidad es solo un punto de partida para construir un relato con alma cinematográfica.

Sin buscar reinventar el género, Un completo desconocido cumple su cometido: presentar un retrato vibrante de una etapa crucial en la carrera de Bob Dylan, equilibrando historia, música y emoción. No es una película que busca complacer a los más puristas, sino que invita a sumergirse en la esencia de un artista en plena transformación. Un filme que, sin duda, dejará satisfechos  a aquellos que simplemente buscan una gran historia bien contada.

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