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Crítica: Cónclave: un Thriller que se hunde en su propia grandilocuencia

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“Cónclave” (idem, Reino Unido, Estados Unidos/2024) Dirección: Edward Berger. Guión: Peter Straughan basado en la novela homónima de Robert Harris. Fotografía: Stéphane Fontaine. Edición: Nick Emerson. Música: Volker Bertelmann (alias Hauschka). Elenco: Ralph Fiennes, Stanley Tucci, John Lithgow, Isabella Rossellini, Jacek Koman, Sergio Castellitto, Carlos Diehz. Distribuidora: Diamond Films. Duración: 118 minutos.

 

Con la muerte del Papa, el Colegio Cardenalicio de la Iglesia Católica se enfrenta a la tarea de elegir su reemplazo entre cuatro posibles candidatos. Un hombre que asumirá el mando del Vaticano con todo lo que eso implica: poder político, influencias y destino económico.
No es tarea fácil. Hay que lidiar con traiciones, alianzas y todo tipo de maniobras para dejar fuera de carrera a los posibles sucesores. 

En este contexto, el cine parece ser un espacio atractivo para trasladar esta historia, pero lamentablemente, el director alemán Edward Berger termina cometiendo más errores que aciertos sin llegar a encontrarle el tono justo

Ralph Fiennes, quien interpreta al cardenal Lawrence, la remarla en dulce de leche durante 1 hora y 58 minutos, tratando de sacar a flote un film que cae en todos los vicios posibles. La película resulta ampulosa, pretenciosa y sobreactuada desde el principio.

El guion, escrito por Peter Straughan, en vez de optar por el camino simple del thriller, se complica innecesariamente con escenas sobrecargadas que, lejos de sumar, restan. Algunos pasajes, que intentan ser graciosos o simpáticos, descolocan y terminan echando por tierra todo el clímax de esta historia, que nunca logra alcanzar su punto máximo de tensión.

La música de Volker Bertelmann, por su parte, termina ahogando la película en momentos clave, sin aportar nada relevante al desarrollo de la trama.

Lo que debería ser una película ágil y dinámica se ve empastada en una cierta formalidad y teatralidad que recuerda a William Shakespeare, se enreda en la grandilocuencia sin razón, olvidándose de que, en el cine, a veces menos es más.

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